Capitulo 283: Maestro en el Arte del Amor
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La empleada nunca habia visto a Valentina antes, asi que obviamente no tenia idea de quién era ella.
-Oh, claro, aqui esta.
Valentina no colgé el teléfono, simplemente salié de la pantalla de llamada y buscé en su correo electrénico la
invitacion digital, mostrandosela a la empleada.
-Por supuesto, sefiorita, adelante.
Valentina entr6 a la Villa Valenzuela y retomé la llamada con Diego.
-Hola. ;Diego? ;Sigues ahi? buscabas... para algo?
-Nada en particular, solo te extrafiaba.
La voz de Diego al otro lado del teléfono era suave y llevaba un tono sugerente que hablaba de su maestria en el
arte de la seduccion.
Valentina pensé que este sefor Harper definitivamente tenia que ser un maestro en el arte del amor.
Ella sintié algo de simpatia por Silvana después de intercambiar unas pocas palabras mas, Diego no
afadié nada mas.
Tras colgar, Valentina mir sut
un tanto absorta.
‘Le habia llamado solo para decirle «te extrafio»?
Con una mezcla de resignacion y burla, Valentina sacudid la cabeza. Sabia que su te extrafio, no tenia
intenciones romanticas; era mas bien una travesura de su parte, o quiz simplemente estaba aburrido. De
cualquier manera, no era algo que debiera tomarse en un sentido romantico.
Dejando de lado esos pensamientos, Valentina decidié no preocuparse més por Diego.
Mientras tanto, sentado en el estude su nueva mansion, golpeteando ritmicamente el escritocon sus
dedos, el hasta entonces aburrido Diego finalmente mostraba un destello de interés.
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La invitacién-
Durante este tiempo, él también habia recibido una invitacion.
Diego no perdi tiempo y llamé a Silvana.
-¢Tiraste la invitacion de la familia Valenzuela?
Silvana ech un vistazo a la invitacion que yacia en su bolso.
-Estaba a punto de hacerlo.
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Habia informado sobre la invitacién cuando la recibié
El sefior Harper simplemente le habia dicho tirala, y ella la habia dejado a un lado sin prestarle atencién, pero
ahora, al parecer, el habia decidido ir..
Si aun no la has tirado, entonces no lo hagas. Estoy aburrido, podria ser divertido asistir.
El presidente del ConsorIndustrial Mexa, un hombre acostumbrado a manejar innumerables tareas cada dia,
hablaba de estar aburridos, pero probablemente la razén real era que alguien de su interés también asistiria a la
fiesta de cumpleafos.
Silvana podia adivinar quién era esa persona.
-Te enviare la invitacion inmediatamente.
Tras colgar, Silvana se disculpé con el hombre con quien estaba en una cita a ciegas.
“Tengo un asunto de trabajo, debo irme. Pero la cuenta la cubriré yo.
La expresion del hombre se ensombrecié visiblemente, pero antes de que pudiera decir algo, Silvana ya se habla
levantado y se marchaba.
Pago la cuenta y se fue con elegancia.
Media hora después, Silvana llegaba a la mansién de Diego, quien ya estaba listo para salir. Su traje sastre
negro, de alta costura, complementaba a la perfeccion su figura casi perfecta. Silvana era muy consciente de
que este hombre posefa un fisico envidiable. Al darse cuenta de que sus pensamientos se desviaban hacia
donde no debian, répidamente se recompuso, mostrando una sonrisa profesional y colocd la invitacién sobre la
mesa con eficiencia.
-Sefor, ya he arreglado el transporte, lo espera afuera. Que disfrute de la fiesta.
Ella habia organizado todo y estaba a punto de irse cuando Diego la detuvo. Se gir6 hacia ella. Hoy, Silvana lucia
un atuendo modesto y conservador, lo que a él le sugeria una sola cosa: ansias de matrimonio. ;Con quién se
habria encontrado vestida asi? Diego fruncié el cey desvié la mirada con frialdad.
-Vienes conmigo, tu atuendo es apropiado, a los mayores les gustara para felicitarlos. No parece agradarle
mucho la idea, pero su tono de voz no escondia su descontento.
Silvana suspiré por lo bajo, sabiendo que no tenia derecho a negarse.
En la Villa Valenzuela, Valentina deambulaba sin rumbo, sintiendo una familiaridad inusual con cada rincén. No
solo habia visitado este lugar antes, sino que parecia conocerlo intimamente.
-¢Seforita Valen? -Una voz sorprendida la hizo voltear para encontrar a una mujer de mediana edad-. ;Me
hablaba a mi?
Paloma se qued6 paralizada. ;Quién mas podria ser la sefiorita Valen? Esa manana, en el restaurante.
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habla oido al sefior Alonso decir que la sefiorita Valen no asistiria. Mientras digeria su confusion, se vio
interrumpida por un llamado a través del intercomunicador. A pesar de contar con ayuda externa para el
cumpleanos de don Rall, los sirvientes originales de la Villa Valenzuela estaban ocupadisimos. Sin querer perder
més tiempo, pero recordando que hacia tiempo que no vela a la seforita Valen y como don Rall la mencionaba
de vez en cuando, Paloma no pudo evitar informar a Valentina antes de irse:
-Sefiorita Valen, don esta probablemente en su habitacion ahora.
Observando a Paloma alejarse. Valentina fruncié el celigeramente. ;Don? ;Se referiria a don Raul? La
vestimenta de la mujer de mediana edad indicaba que trabajaba en la Villa Valenzuela. La conocia y sin reservas
le informaba sobre el paradero de don, ;queria que fuera a buscar a este “don- que mencionaba?
En la habitacién de don Raul en el segundo piso, don Rall se habfa puesto un traje de gala. Alonso not6 que el
traje que habia traido la noche anterior estaba colgado con un desgarro en el borde, lo que lo dejé visiblemente
desconcertado. Tanto don Rall como Federico notaron su mirada. Don Raul se sinti6 culpable, pero Federico
rapidamente intent suavizar la situacién.
-Fue mi culpa, esta mafiana al tomar el traje no tuve cuidado y lo rasgué. Perdi la consideracion del sefior
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmAlonso.
Alonso forzé una sonrisa.
-No hay problema, solo que no se podra usar hoy. Después de hoy, lo llevare a reparar, quizas se
pueda restaurar.
Era consciente de que el abuelo habia dafiado el traje. No podia expresar su descontento, pero recordando el
esfuerzo y la dedicacién que Valen habia puesto en el disedel traje, no pudo evitar sentirse desolado. Qué
lastima! Una verdadera pena que se desperdiciara el esfuerzo de Valen.
Don Rall con voz desganada, expres su cansancio.
siento algo cansado, vayan adelante ustedes. Saldré un poco mas tarde, cuando comience la
fiesta.
Tras las palabras de don Rall, Alonso y Federico se retiraron, dejandolo solo en la habitacion. Su mirada se posd
en el traje de gala, sintiendo una ola de culpa por haberlo dafiado la noche anterior. No podia evitar pensar en
Valentina, recordando con cuanto esmero habia disefiado ese traje, murmurando su nombre involuntariamente
-Valen-Su suspiro de resignacion era inconfundible.
En ese momento, Valentina empujé la puerta entreabierta justo para escuchar ese «Valen». Dentro, solo la figura
de un hombre sentado en una silla de ruedas, de espaldas a ella, le provocaba una sensacién de familiaridad
inmediata.
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Esa llamada, «Valen, resonaba como en sus suefos. Por un instante, Valentina se quedé paralizada y. sin saber
por qué, exclamé «Abuelo». La voz familiar hizo que don Rall frunciera el cey, al girarse y ver a Valentina, no
pudo ocultar su sorpresa.
El momento en que se giro, Valentina pudo ver al hombre en la silla de ruedas, y ese instante, el recuerdo de
una figura borrosa en sus suefos, se clarificé de repente, coincidiendo con la figura del anciano frente a ella.
Ambos se quedaron mirandose, sumidos en un silenprolongado.
Finalmente, don Rall rompi6 el silencon una voz que, aunque comun, insinuaba que la presencia de Valentina
alli era algo totalmente esperado.
-Has llegado, pasa.
Valentina, alin sorprendida, entré en la habitacién, y su mirada se dirigié inmediatamente al traje colgado en el
armario, notando el dacomo si fuera hecho por algun filo.
«Qué lastima», pensd, con un atisbo de tristeza en sus ojos