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El enigmatico regreso

Capítulo 959
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Capitulo 959 ;Por qué hay que ser timido?

La habitacién era muy tranquila, con un ambiente célido y acogedor que impregnaba todos los alrededores.

Neera se sinti6 inmensamente reconfortada mientras rodeaba con sus brazos la delgada cintura de Jean.

“Jean, gracias por permanecer a mi lado en cada paso del camino estos Ultimos dias...”

Cuando estaban solos, ella se despojaba de su armadura invencible, revelandole el lado mas genuino y tierno de

su corazon.

“En ese momento, mis emociones efectivamente se vieron afectadas. Estaba aterrado. Temia que, debido a mi

falta de experiencia médica, otros pudieran perder la vida. También tenfa miedo de que incluso un ligero retraso,

de una mera fraccion de segundo, pudiera llevar a un resultado completamente diferente.

“Estoy muy agradecida de que estés aqui. Eres como mi tranquilidad. El solo hecho de tenerte a mi lado me

hace sentir a gusto yda fuerzas incluso si no haces nada”.

Rara vez hablaba asi. Conmovida por sus palabras, Jean se incliné y besé suavemente su frente.

“Lo entiendo todo. Por eso insisti en acompanarte. Ademas de preocuparte por ti, sé que ti también debes tener

miedo. Soy consciente de que no puedo ofrecer mucha ayuda, por lo que estar ahi para ti es lo nico que puedo

hacer. ;Cémo podria estar ausente en un momento tan crucial?

Neera sintié una sensacién calida en su corazén y no pudo evitar dejar que una sonrisa apareciera en sus labios.

Sus ojos y cejas se llenaron de una ola de tierno afecto.

Abrid su corazén, derramando sus pensamientos mas intimos como una cascada de agua en el rio.

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“Siento que cuando estas a mi lado, puedo cambiar la situacion ante cualquier peligro. La Ultima vez, Midna casi

nifios nunca mas, o no poder cuidar de mi tia”.

“jLlegaste justo a tiempo para salvarme! Y esta vez, lograste encontrar la hoja de nieve de setecientos afios,

ayudanden gran medida. ;Cémo eres tan increible? jRealmentegustas mucho!”

Esta afirmacién agradé mucho a Jean, haciéndolo sentir increiblemente relajado y satisfecho.

Sonri6 satisfecho, pero sus palabras sugirieron lo contrario. “¢Es suficiente decir que te gusto? (No hay una

mejor manera de demostrarlo?

Neera se ri6 entre dientes y se separé suavemente de su abrazo. Sus ojos brillantes estaban intensamente fijos

en él.

“iPor supuesto que las hay! {Muchas recompensas para ti! jPero déjcepillalos dientes primero!

Dicho esto, se levanté rapidamente y corrié al bafio.

Unos minutos mas tarde, ella sali6 y regresé a la cama. Luego, le rodeé el cuello con el brazo y le ofrecié sus

labios.

iBeso beso beso!

Ella lo besé repetidamente en los labios.

“;Has tenido suficiente?” —Preguntd, batiendo las pestafias coquetamente.

Los ojos de Jean se oscurecieron levemente. “;Cémo podria ser eso posible?”

Habiendo dicho eso, la rodeé con sus brazos y le planté un beso apasionado en los labios. El se el capricho,

rodando y chupando entre sus labios y dientes. La conquisté como si estuviera sitiando una ciudad.

Sin saberlo, Neera se encontré apoyada casi por completo en él.

Esta pose era bastante sugerente.

Neera podia sentir claramente la reaccién mas natural de un hombre en alguna parte.

Tenia las orejas enrojecidas, pero no querfa hacerlo sentir incémodo.

Con eso, ella le guid un ojo en broma y suavemente tomo la iniciativa de decir: “Te ayudaré”.

Al momento siguiente, el hombre dej6 escapar un gemido ahogado, incapaz de soportarlo mas. Abrazandola

cerca, la besé apasionadamente, como si el mundo que los rodeaba se hubiera desvanecido en el olvido...

Nadie sabia cuanto tiempo habia pasado antes de que los sonidos de la respiracién en la habitacién cesaran

gradualmente. Sin embargo, la sala segufa llena de un aire de ambigiedad.

Neera fue al baa lavarse las manos con la cara sonrojada.

Jean se arreglé y se levanté para arreglarse la ropa.

Neera sali y su camisa arrugada, sintiendo una oleada de calor en la cara.

“Td... deberfas volver a tu habitacién y cambiarte de ropa”.

Bajar las escaleras de esa manera seguramente haria volar la imaginacién de los demas.

Jean no pudo evitar reirse y rapidamente dijo: “Bien”.

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Luego, dos pasos hacia adelante, tomd su mano y salieron juntos de la habitacién.

Mientras iba a la casa de al lado para cambiarse de ropa, Neera tom6 la iniciativa de bajar primero las escaleras.

Tan pronto como llegué, vi a Daisy y Adriana mirando ambiguamente.

“Estas despierto?”

Pregunté Adriana, su tono un poco extrafio.

Neera no entendié del todo, pero respondié: “Hmm”.

Adriana se aclar6 la garganta ligeramente. “Escuché antes que planeas mostrar tus habilidades culinarias esta

noche. Al ver que todavia no te habias levantado, llevé a Daisy arriba para despertarte”.

Mientras pronunciaba estas palabras, un significado profundo brillé en su mirada.

Neera entonces se cuenta de lo que habia sucedido.

Debe haber sido la conmocién en la habitacién justo ahora que lo escucharon. Sus oidos ardieron

instantdneamente y bebié agua avergonzada, incluso ahogéndose.

Daisy se ri6. “;Por qué te sientes timido? Todos somos adultos aqui, pero no esperaba...”

“Esta bien, esta bien, ;podrias guardar silencio?”

A Neera se le erizaron los pelos por la frustracién. Ella répidamente se levanté y cambi6 de tema. “Voy a

preparar un

banquete. Ven conmigo a la cocina y échuna mano. jNo te limites a comer y no hacer nada!