Anastasia le pidió a Mario que hiciera la llamada. Cuando terminó, caminó hacia ella y dijo:―La
señora Torres y la señorita Érica están en camino al hospital. Anastasia asintió cansada mientras que
una mirada de preocupación estaba marcada en su rostro. No estaba segura que le pasaría a la
compañía de Franco. Elías le había dicho antes que la parte compradora había puesto sus ojos en la
lucrativa industria de la construcción, y la compañía de Franco había sido su objetivo por mucho
tiempo. Por lo tanto, habrían hecho demasiada investigación y arreglos con mucha antelación.
Estaban determinados en llevar a cabo la adquisición a toda costa. En ese momento, Mario
suspiró.―Anastasia, todo eso de la adquisición salió de la anda, y el presidente Torres seguramente
colapsó por la sorpresa de todo.―Hablando con franqueza, él no quería dejar la compañía tampoco.
Había trabajado muy duro para ser promovido a gerente de finanzas, la cual era una posición que
venía con una muy buena paga. De todo el mundo, Anastasia fue tal vez la primera en enterarse de la
posibilidad de que la Constructora Torres fuera adquirida. Si era el destino de la compañía, hubiera
sido muy tarde independientemente de si le decía a Francis o no. Con un suspiro de resignación,
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padre mejorara. Diez minutos después, salió el doctor de la sala de emergencia y le dijo que los
problemas del corazón de Franco habían regresado. Debido a eso, será transferido a la unidad de
cuidados intensivos para más observación. Anastasia suspiro cuando escuchó esto. La edad estaba
alcanzado a Franco, y su cuerpo no era tan fuerte como antes. Había pasado media hora antes de que
Noemí y Érica llegaran al hospital. Los ojos de Noemí estaban rojos e hinchados mientras caminaba
por el pasillo. En cambio, Érica, estaba hirviendo de la rabia cuando miro a Anastasia. ―¿Cómo está
mi esposo? ¿Cómo está? ―preguntó con urgencia mientras se acercaba a Mario. ―Tranquilícese,
señora Torres ―dijo Mario con tono tranquilizador.―El señor Torres acaba de salir de la sala de
emergencias. Por ahora, parece que su antiguo problema del corazón ha regresado, y ha sido
transferido a la sala de cuidados intensivos para más observación. Justo en ese momento, Noemí noto
que Anastasia estaba ahí y se dio cuenta que debió haber llegado antes de que ellas. Una mirada
incrédula apareció en sus ojos mientras preguntaba:―¿Cómo llegaste aquí antes que nosotros? ―La
señorita Torres estaba en la compañía cuando el presidente Torres colapsó. Vino conmigo al hospital
―explicó Mario. Noemí se burló con frialdad.―Mirando la compañía de tu padre, ¿verdad? ¿Qué,
estás aquí para acelerar el proceso de transferencia? Ese debe ser el caso, o no hubieras llegado
antes que nosotras al hospital. A su lado, Érica dijo:―Papá no ha dicho nada sobre dejarte la
compañía, así que, ¿Por qué aun los estás molestándolo?―Se quejó. Al escuchar esto, Mario se
sorprendió. Nunca pensó que estaba pasando tanto en la familia Torres. Anastasia no podía importarle
el dúo de madre e hija, no mientras estaba ocupada con sus propios pensamientos. Incluso si Franco
despertara, no cambiaría el hecho de que la compañía iba a ser adquirida. «¿El proceso de
adquisición empeorara su condición? ¿Sera capaza de superar esto y entregar la compañía a la otra
parte?». Si no pudiera detener la adquisición, Anastasia se podía ver forzada en pedirle ayuda a Elías.
«No, no debo. Nunca en esta vida». Justo había trazado una línea entre ellos y le dijo que no la
cruzara. Como eran las cosas, no se atrevía a tragarse su orgullo y pedirle otro favor. Después de un
tiempo, Franco despertó y fue transferido a una habitación normal. Sin decir otra palabra, Noemí se
apresuró hacia a lado de su cama y comenzó a llorar de manera dramática, y también lo estaba
reganando. Esto lo molestaba hasta el extremo. ―Suficiente ―dijo.―Aun estoy vivo, ¿no? ¿Por qué
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pasa? ¿Cómo viviremos?―Érica se lamentó como si lo estuviera culpando por de pronto haber tenido
un ataque al corazón. Anastasia no quería nada más que echar al par de locas llorones fuera de la
habitación. Las miro y puso una silla a lado de la cama de su padre y preguntó:―Papá, ¿Cómo te
sientes? ¿Te duele en algún lado? Cuando Franco escuchó sus palabras de preocupación, su corazón
se sintió cálido y contestó asegurándole:―Estoy bien. No hay nada de qué preocuparse. Mario, por
otro lado, no podía contener su curiosidad y ansiedad a raya, se animó y preguntó:―Presidente
Torres, ¿es cierto que la compañía está siendo adquirida? ―¿Qué? ¿La compañía está siendo
adquirida? ―gritó Noemí, e incluso Érica salto por la sorpresa. Anastasia lo consoló, ya que su padre
estaba pasando por momentos difíciles aceptando esto.―Tómalo con calma, papá. Nada de esto
importara ahora más que tu salud. De inmediato, el pecho de Franco subió y bajo rápidamente como si
la mención de la adquisición fuera como una roca aplastando el aire de sus pulmones. En una voz
fatigada, dijo entre dientes:―Yo construí esta compañía desde cero, y he puesto en ella los mejores
años de mi vida. ¡No permitiré que alguien me la quite, y tampoco dejare que eso bastardos la
compren!