Capítulo 248
Ella no tenia muchas ganas de irse en el carro de Dorian.
Después de aquella jornada salvaje de dos dias y una noche, la sensatez regresaba y la idea de compartir un espatan cerrado le resultaba un tanto incómoda.
“Señor Rufino, mejorvoy con usted’, Amelia interceptó a su jefe, que estaba a punto de subirse al auto. “Así aprovechamos y discutimos el plan del proyecto inmobiliario, que tenemos que cerrar mañana.”
La primera reacción de Rufino fue mirar hacia Dorian, que acababa de abrir la puerta del conductor y parecía listo para subirse al coche. No parecía sorprendido por la petición de Amelia y su actitud era tranquila, sin
intentar deteneria
No dijo nada, solo se sentó al volante, se abrochó el cinturón de seguridad y con un gesto ágil desbloqueó la puerta del copiloto
La puerta se abrió con un clic.
Yael no sabia si el gesto era para que él se acercara o para que Amelia lo hiciera. Tampoco entendía bien qué pasaba entre Dorian y Amelia. No había tensión entre ellos, solo una calma extraña y distante.
Rufino y él se miraron, preguntándose cómo podía ser que después de haber estado encerrados juntos en una habitación durante dos días y una noche, ahora parecieran más distantes.
Rufino respondió con una mirada igualmente confusa.
Yael no podia descifrar la situación, pero sabía interpretar el estado de ánimo de Dorian.
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇtEl Dorian de antes, aunque distante con Amelia, siempre llevaba un aire de tensión.
El Dorian de hoy estaba tranquilo, sin rastro de enojo.
Pensando que su jefe no estaba molesto, Yael asumió que no había problema en que Amelia ocupara el asiento del copiloto.
Así que le dijo a Amelia con una sonrisa: “Señorita Amelia, el trabajo puede esperar un poco, el señor Rufino maneja rápido, no puede distraerse”
Rufino también se dirigió a Amelia: “Claro, manejar requiere concentración. Podemos hablar después lo del proyecto, no hay prisa”
Aunque no lo dijeron directamente, estaba claro que la estaban rechazando.
Amelia asintió con una sonrisa. “Está bien.”
Se la vuelta y camino hacia el carro de Dorian, subiendo al asiento del copiloto.
El auto lentamente la vuelta y salió a la calle.
Mientras el carro se alejaba, Dorian dijo con calma.
“Has estado sin descansar bien estos días, te llevaré a casa y hoy descansas.”
“Vale.”
Amelia respondió en voz baja, el recuerdo de esos días de desenfreno se agitaba al mencionar la falta de descanso.
Se contuvo de revivir esos momentos y colocó sus manos cuidadosamente cruzadas sobre sus rodillas, mirando por la ventana el paisaje que pasaba rápidamente.
Dorian la miró de reojo.
Su perfil bajo la luz de la mañana era suave y tranquilo, su tez pálida, muy serena, como siempre había-sido en los últimos dos años.
Capitulo 248
Tan canna como si llevara una máscara.
Entonces re ordó como había sido ella durante esos dos días y una noche, como a sus diecisiete años, viva y
auténtica
En su calma, también se mantenía fiel al acuerdo hecho durante la tormenta de ayer.
Dejando toda la locura atrás en aquel día de tormenta tropical.
Al salir de esa habitación, fue como si nada hubiera pasado.
Amelia era experta en olvidar lo que pasaba cuando se ponía la ropa.
El resto del viaje transcurrió en silencio.
Ella todavia estaba un poco tensa, una tensión que venía de la intimidad compartida seguida de tener que viajar juntos en el mismo coche
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmEl silende Dorian le permitió relajarse un poco.
El viaje de poco más de una hora pasó rápido.
Pronto llegaron al bardonde vivia Amelia.
Al ver el familiar contorno del edificio, se giró hacia Dorian: “Déjaqui en la entrada, aprovecharé para
recoger un paquete
Dorian asintió y estaciono el coche en la entrada del complejo de Amelia.
Ella se despidió y bajo del auto.
A través de la ventanilla, Dorian le dijo, descansa.”
Amelia asinSi, tú también cuidate.”
Después de despedirse, ella se adentró en el complejo.
Dorian observó como su figura desaparecia en la entrada antes de arrancar de nuevo el motor.
De camino a casa pasaria por el centro comercial donde habia llevado a Serena a jugar con las máquinas de peluches la última vez
Al pasar por alli, miro instintivamente hacia el centro comercial
Serena estaba en la plazoleta de juegos montada justo en la entrada del centro comercial, a punto de deslizarse por el tobogán, cuando alzo la vista y con ojos de águila, a Dorian dentro de su carro. Con una emoción que le desbordaba, comenzó a saludarlo con la mano, gritando: Señor bonito!”
Dorian sorprendido, le devolla mirada justo cuando sus pies ya presionaban suavemente el freno.
Con un “¡zumbido! Serena se lanzó por el tobogan y un tanto desgarbada, intentó ponerse de pie. Tropezando con sus propios pies, se apresuró hacia el carro de Dorian.