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Capítulo 40
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Capítulo 40

“Si, ya voy para allá, respondió en voz baja. “Nos vemos allí”.

Y colgó el teléfono.

El pitido del tono de ocupado aún resonaba cuando Dorian finalmente bajó su celular, echando un vistazo a la pantalla.

El teléfono ya había vuelto a la pantalla de bloqueo.

Dorian desbloqueo el teléfono y en la página del registro de llamadas recientes, el número que acababa de marcar seguia apareciendo como una serie de digitos.

Esa cadena de numeros habia estado guardada en los contactos de Dorian durante ocho años.

Habia memorizado ese número en su juventud y en el tiempo que había vuelto a encontrarse con Amelia, apenas habia marcado ese número, aunque lo tenía grabado en su memoria y no necesitaba buscarlo en sus

contactos.

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Dorian no sabia por qué durante esos años nunca había hecho la llamada; a menudo se acordaba de Amelia, de la chica que se presentó con calma y una voz suave en el aula diciendo “Hola a todos, soy Amelia. Cada vez que la recordaba, no podia evitar querer marcar ese número, pero nunca lo hizo.

No podía explicar sus sentimientos durante esos años. Cada vez que sus dedos se acercaban a marcar, recordaba la desilusión y el enojo que sintió cuando el tutor de la clase les informó en la fiesta de graduación que Amelia no asistiría, que deseaba que todos se divirtieran. Ese año, Amelia se había ido sin despedirse.

Por otro lado, tras la desilusión y el enojo, llegaba la complicada realidad de que Amelia no era Amanda.

Con esos sentimientos mezclados de ira y desilusión, cada vez que veía el número, no llegaba a marcarlo.

Dorian incluso pensó que Amelia habría cambiado su número hace tiempo.

Resultó que lo seguía teniendo.

Aunque él conocía su número de memoria, ella no parecía recordar el suyo, que tampoco habia cambiado en

ocho años.

Recordando la llamada reciente, donde ella respondió cortésmente con un “Hola, ¿quién habla?, la mirada de Dorian se volvió más sombría.

Si no recordaba mal, no era la primera vez que ella respondía con un “Hola, ¿quién habla?”. Realmente no sabia quién estaba del otro lado de la linea.

Amelia apareció en la esquina de las escaleras del edifide aulas, mirando alrededor tranquilamente en busca de alguien.

Había varios coches aparcados frente al edifiy no podía encontrar el de Dorian.

Él la buscar y sentado en el asiento del conductor, no se movió, solo la observó.

Ella echó un vistazo y sin notar el vehículo, se la vuelta para ir en otra dirección, cuando de repente él tocó

la bocina.

Ella se volvió hacia el sonido y a Dorian dentro del carro, caminó hacia él.

siento, no vi tu coche, se disculpó con una voz cálida y cortés al abrir la puerta y subir, manteniendo una distancia educada.

Dorian sabia que Amela siempre habia sido asi; fueron compañeros de clase una vez y aunque estuvieron casados durante dos años, pila nunca se mostró demasiado efusiva o pegajosa. Parecia que siempre

mantenia esa educación cortés.

Por primera vez, se cuenta de que en realidad no le gustaba esa cortesía.

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Incluso la detestaba.

No pudo evitar girarse para mirarla.

Amelia se sintió un poco desconcertada al ser observada, “¿Qué pasa?”

“Nada”, respondió él con su tono de voz habitualmente sereno, ya habla girado el volante y el coche se deslizaba hábilmente fuera del espade aparcamiento.

Ella se había acostumbrado a su indiferencia, se sento derecha y miró hacia el tráfico adelante, sin decir nada

más.

Dorian le echó un vistazo de reojo, su perfil delicado y hermoso se destacaba en el resplandor del atardecer, su cabello ondeaba suavemente al lado de su rostro, creando una curva pequeña y hermosa, se veia tranquila y

dulce.

¿Te estás adaptando bien a la escuela?”, pregunto.

Amelia lo miró sorprendida; recordaba que Dorian no era de los que gustaban de charlar, pero aun así asintió ligeramente: “Si, está bien”.

El continuó: ¿Tuviste muchas clases hoy?”

“No exactamente, Amelia prefirió no decirle directamente que simplemente no quería volver a casa, “Hoy hubo una presentación de una firma de arquitectura, parecia interesante, así que fui a echarle un vistazo.”

Dorian giró su cabeza para mirarla: “¿Estás pensando en buscar trabajo?”