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Cariño eres multimillonario

Capítulo 217
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Capitulo 217: ;Sigue Slendo Ese Decidido Don Santiago?

La fiesta se habia organizado en una villa que la familia Valenzuela posefa en el centro de la ciudad. Para

Valentina, era su primera visita a este lugar.

Ella, siendo la principal atraccion de la velada, contd con un equipo especialmente asignado por Don Rall para

su arreglo personal. El vestido que lucla esa noche era una edicién limitada de una prestigiosa marca

internacional, y las joyas, seleccionadas personalmente por Don Rall de la coleccién de la familia Valenzuela en

Guadalajara, hablan sido enviadas por avion durante la

noche.

Valentina, al observar las joyas, de inmediato reconoci6 su valor. Eran piezas de coleccién de

nivel antiguo.

-Esto... es demasiado valioso.

Logré decir, notando de inmediato el valor incalculable de algunas piezas, que bien podrian describirse como

«de valor incalculable», Llevar esas joyas significaba una gran responsabilidad; cualquier dao pérdida, y ni

vendiéndose podria compensar el coste.

Alonso, al verla tan preocupada por temor a dafiar las joyas con solo mirarlas, no pudo evitar reir.

-La abuela dijo que estas joyas son un regalo de bienvenida al trabajo para ti. Incluso si se

dafan, no importa.

Valentina quedd sin palabras. ;Dasin importancia? ;Cémo podrian tales tesoros ser tratados con tanta

ligereza? Pero entonces, jun regalo de bienvenida al trabajo? ;Era ese el estilo de la familia Valenzuela?

-Je, jeje, hermano, deja las bromas. No puedo aceptar un regalo de bienvenida de tal magnitud. Mejor

guardenlos bien, jno vaya a ser que se pierdan!

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Valentina intentd rechazar el regalo, indicando a los empleados que guardaran las joyas.

Sin embargo, sin la aprobacion de Alonso, nadie se movi. Viendo su resistencia, Alonso propuso

otra idea.

-En realidad, la abuela también queria aprovechar la ocasion para mostrar su coleccién. No querras

decepcionarla, jverdad?

(Como podria Valentina decepcionar a la abuela? Con una expresion preocupada, finalmente eligi6 el conjunto

de collar de diamantes més discreto para acompanar su vestido de noche.”

-¢Y el anillo?

Alonso noté que las manos de Valentina estaban desprovistas de joyas. Entre las piezas

enviadas, habla dos anillos que la abuela habla adquirido en subastas internacionales, ambos dignos del

atuendo de Valentina esa noche.

Pero Valentina nego con la cabeza.

-No necesito anillo.

Diciendo esto, sacé de su bolso el anillo de diamantes que su esposo le habia regalado, lo coloco en su dedo, y

levanto la mano satisfecha.

-Llevare este.

Alonso reconocié inmediatamente el anillo. Era uno de los anillos de compromiso que Santiago habia ganado en

una subasta de joyas. ;Se lo habla regalado a Valentina?

La manera en que Valentina tocaba el anillo, perdida en pensamientos, era la de una mujer enamorada

pensando en su ser amado. ;Habla aceptado a Santiago?

Alonso sintié una punzada en el corazén, como si algo lo bloqueara, causandole un dolor sutil.

En ese momento, Valentina pensaba en su esposo. Después de entregarle la invitacion al dia siguiente, no habia

mencionado la fiesta, pero hoy, su esposo ya habfa sido dado de alta del hospital, asique, ;vendria?

Valentina lo esperaba con ansias, incluso imaginando cémo lo presentaria al abuelo.

En las afueras de una lujosa mansion, una tras otra, lujosas limusinas iban llegando, dejando descender a figuras

de renombre de Coralia y Guadalajara. A cierta distancia, un coche modesto

estaba aparcado al lado de la carretera, destacando entre los vehiculos de lujo por su sencillez.

Dentro del coche, Santiago lucia un traje impecable. Thiago, desde el asiento del conductor, miraba a Santiago a

través del retrovisor de vez en cuando. Habian estado alli parados por mas de media hora, desde el amanecer

hasta el anochecer, y parecia que don Santiago aun no se decidia a entrar. Fruncia el cefio, suspiraba; nunca se

habia visto tan indeciso, incluso en los momentos mas criticos. Pero hoy, la idea de asistir a una fiesta de

bienvenida le tenfa paralizado.

-¢Don? ¢Qué tal si mejor nos vamos?

Thiago, incapaz de soportar mas la situacién, finalmente se atrevié a sugerir con cautela.

La respuesta fue una mirada gélida de Santiago. ¢Irse? Esa no era una opcién. No queria decepcionar a

Valentina.

Tragando saliva, Thiago se cuenta de que habla malinterpretado los pensamientos de su jefe. Cas confianza

esta vez, sugirié:

-Entonces, salgamos del coche, don.

Dicho esto, Thiago ya estaba fuera del vehiculo, abriendo cortésmente la puerta a Santiago.

-iCrees que pasaré desapercibido si entro asi?

Preguntd Santiago, recibiendo de Thiago una afirmacién rotunda. No solo no pasaria desapercibido, sino que

probablemente todos los presentes se agolparian alrededor de él, buscando ganar su favor. No necesitaria ni

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mencionar su identidad; los demas lo harfan por él

-¢Y ahora qué hacemos?

Entre la espada y la pared, Santiago se sentia atrapado por su proestatus.

En ese momento, un lujoso coche pasé junto al suyo, y Diego, con apenas un vistazo, reconocié a Santiago. El

coche en el que Santiago estaba....

-¢Es ese el Ultimo modelo de esa marca? Su disees realmente volver a lo basico -comenté Diego con una

sonrisa.

Su asistente, mirando a través del espejo retrovisor, le informé sobre la marca del coche, destacando su relacion

calidad-prey su pragmatismo. Diego entendié el mensaje: un coche econdémico para el dia a dia.

«La poderosa Corporacién Mendoza y su cabeza, don Santiago, optando por la practicidad. Interesante», pensé

Diego, mas intrigado que antes. Su visita a Coralia era por motivos

personales, lo que le permitia divertirse un poco mas, especialmente con los chismes sobre don

Santiago.

Al llegar a la mansién, Diego entré directamente, y Lucia, al verlo, se sorprendié. No esperaba su asistencia a la

fiesta de bienvenida de Valentina. Tras varios intentos fallidos de invitarlo antes.

su presencia alli significaba una oportunidad que Lucia no podia desaprovechar.

-Sefor Harper...

Lucia se acercé a él con una sonrisa, extendiendo su mano.

-Bienvenido, sefior Harper. Soy Lucia. Su presencia es un honor para nosotros.

Sin embargo, Diego no mostré interés en estrechar su mano, evidenciando su desinterés tanto por el nombre

como por la persona de Lucia. En un gesto de indiferencia, se limité a meter las

manos en los bolsillos, dejando a Lucia en una posicién incomodamente embarazosa.