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Enamorándome de mi esposa provisoria

Capítulo 84
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Capítulo 84

Kathleen ejerció entonces una presión mayor sobre el fragmento contra su hermoso

cuello. El corte se hizo más profundo al tiempo que rezumaba más sangre de la herida. El

vestido de novia, de color blanco puro. también se tino de roje. No era un espectáculo

para los sensibles,

-¡Prométele, Samuel!-le instó Diana con ansicdad. Calvin se aferró a ella, que estaba a

segundos de desmayarse, Miro a su hijo mientras decía:

-Si no aceptas, Samuel, se perderán dos vidas por tu indecisión.- Las dos vidas a las que

se referia eran Kathleen y Diana.

Samuel miro a Kathleen con una expresión de dolor en su rostro. Queria vivir una vida feliz

a su lado. No deseaba otra cosa que derramar afecto sobre una joven gentil como ella. Sin

embargo, tenia una deuda de vida con Nicolette y debia devolverle el favor.

– Deja ese fragmento, Kate. Te prometo el divorcio -accedió. No tenia idea de que

experimentaria un dolor de corazon tan intenso después de decir esas palabras. Nunca

habia sentido nada parecido por ella. O quizás Si, pero no era consciente de ello. Sin

embargo, era demasiado tarde para arrepentirse.

-Quiero el acuerdo de divorcio, ahora-Kathleen se mantuvo firme en su decisión. No quería

tener nada mas que ver con Samuel.

-Lo traeré -dijo Wynnie. De inmediato hizo una llamada a su asistente-: Tráeme un acuerdo

de divorcio ahora mismo. No olvides mencionar que la esposa recibirá la totalidad de los

bienes del marido.

Wynnie también se sorprendió al ver la escena que tenia delante. No tuvo más remedio

que aceptar que el divorcio era lo mejor para ambos. Sin embargo, nunca permitiría que

Nicolette recibiera una parte de sus bienes.

Al principio, Nicolette estaba encantada. Sin embargo, su estado de ánimo se agravo al

escuchar las palabras de Wynnie.

-¿No crees que te has beneficiado lo suficiente de los Macari en los últimos años,

Kathleen? -pregunto, con un tono burlón-¡No puedo creer que todavía seas capaz de

extorsionar más dinero antes de irte!

«¿Qué derecho tiene Kathleen a recibir apoyo de todo el mundo? ¿Y qué autoridad tiene

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Wynnie sobre los bienes de Samuel?», se molestó.

-¡Vete a la mierda! -le grito Wynnie. No pudo evitar maldecir mientras cargaba hacia

adelante y pateaba a Nicolette

Desprevenida, la joven perdió el equilibrio y cayó junto a la pierna de Kathleen.

– Callate la boca, maldita perra! Me corresponde a mi decidir como se distribuyen los

bienes de nuestra familia Estás insatisfecha porque no recibes dinero, ¿no es asi? ¡Solo te

aferras a mi hijo por el dinero y el estatus de los Macari! Déjame decirte una cosa: aunque

Samuel y Kathleen se divorcien, no obtendras nada! -grito.

No permitiria que una alborotadora como ella entrara en su familia.

Wynnie fue consolada por Emily, que se acercó a ella. Esta ultima le dijo con desden:

-Tu madre llevó a cabo la misma acción en el pasado. Le gustaba provocar problemas de

vez en cuando. Me sorprende que tú seas igual.

-Bueno que puedo hacer? Samuel está enamorado de mí-respondió Nicolette con una risa

encantada.

Ella tendria una oportunidad siempre y cuando Samuel y Kathleen se divorciaran.

De repente, Kathleen se agacho y la agarro del cuello.

Su delgada mano se aferraba al fragmento roto del jarrón. La palma de su mano ya estaba

abierta, y la sangre brotaba de los cortes entre los dedos.

-¿Que estas tratando de hacer? -preguntó Nicolette, horrorizada. La mirada de Kathleen

era asesina mientras rugia:

-Quiero vengar a mis dos hijos!

-¡N-No! – Nicolette luchaba por liberarse del agarre. Sin embargo, era demasiado fuerte.

Recurrió a la ayuda de Samuel, ya que era su única opción.

– Sálvame, Samuel!

Samuel avanzó dos pasos hacia ambas. Con voz firme, Kathleen comenzó:

-Samuel. Lo sé. Amas a esta mujer. Pero ella asesino a mis hijos. Por lo tanto, nunca

podremos estar juntos. Espero que tengas algo de conciencia, ya que también son de tu

sangre. Todavía no habian nacido. Sin embargo, la mujer que amabas los mató. Incluso no

la hiciste responsable de lo que había hecho. E incluso…

– No se atrevió a terminar la frase. Era la primera vez que sentia esa pena. También era la

primera vez que era tan grosera.

– ¿Por qué tuve que enamorarme de ti?-murmuro para sí misma-. ¿Por qué me empeñe en

torturarme y convertirme en un chiste delante de todo el mundo?

-La persona que amo eres tú, Kate -dijo Samuel, acercándose otros dos pasos.

Kathleen se rio ante eso:

-Nunca creere en tus palabras.

Entonces, se oyeron unos pasos procedentes del exterior de la puerta. Era la asistente de

Emily, la persona que llevó el acuerdo de divorcio.

-Firmalo -dijo Kathleen sin mirar a Samuel – Tu mujer está en mis manos ahora.

Wynnie agarró el acuerdo de divorcio y un boligrafo y se los pasó a Samuel

— Firmalo, Samuel. Deja de darle vueltas al asunto.

Samuel dudo un rato antes de firmar. Nunca espero que un boligrafo pesara tanto como

en ese momento.

Se oyó un silbido, seguido del grito de Nicolette, y todo el mundo se quedo sorprendido.

Kathleen había utilizado cl fragmento para cortarle la cara. Y entonces se oyó otro silbido

mientras se hacia otro corte. Había marcado una cruz en su rostro.

-Mi cara!iMi cara! -grito mientras se agarraba la cara y rodaba por el suelo.

Samucl miro a Kathleen sin comprender. Esta tiró el fragmento que tenía en la mano y se

acercó a él. Con la pluma de su mano izquierda, firmó su nombre en el documento.

Quitándose el velo, dijo:

-A parti de ahora, todo ha terminado entre tú y yo.

Samuel solo pudo mirarla sin decir nada.

-Como era de esperar, vengarme por mi cuenta se siente mejor -dijo mientras lo miraba

con frialdad Estare a tu servicio cuando quieras, si decides vengarte. -Con eso, se dio la

vuelta y se fue.

-Salvame Samuel. ¡Mira mi cara! -Nicolette gritó mientras sollozaba-¡Quiero demandarla y

meterla en la carcel!

-Bueno, me gustaria ver si algun abogado se atreve a aceptar tu petición – se burló

Wynnie.

Por otro lado, Samuel habia dado un paso adelante. Queria hablar con Kathleen. Sin

embargo, fue retenido por su madre.

-Dale un poco de espacio, Samuel. La conozco mejor que tú. No querrá volver si se ha

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decidido.

-¿Y que si estamos divorciados? Sigue siendo mi mujer –bramo.

-¿De verdad quieres empujarla al borde de la muerte? -preguntó Wynnie, mirándolo con

incredulidad-. Siempre has sido indiferente a ella cuando estaba en nuestra familia. ¿Qué

sentido tiene que actúes así ahora?

e¿Por que no puede entender que Kathleen ya no le quiere?», pensó.

Samuel no le dio importancia y salió del lugar. Sin embargo, cuando estuvo fuera,

Kathleen ya se habia ido.

Después de eso, su desaparición duró un año entero.

Habia pasado un año y Federick miraba impotente a la persona que tenia delante.

-Sr. Macari, ¿podria no pasarse por aqui cada dos días? -le rogó mientras le entregaba a

Samuel una taza de cafe- Está a punto de terminar todo el café de mi casa.

-Hare que la gente le envie más-respondió Samuel con desdén. Se había vuelto aún mas

maduro y atractivo en solo un ano. En comparación con el anterior, su aura también era

aun más fiable y fuerte.

–¿Crees que me importa el maldito cale? – pregunto Frederick con exasperacion.

Samuel permaneció en silencio mientras seguia sorbiendo de su taza Federick no pensaba

entretenerlo. Sin embargo, no le quedó más remedio.

-Estoy siendo honesto en este momento. No tengo ni idea de donde esta Kate, senor

Macari -dijo levantando las manos, en senal de derrota- Pienselo un poco. Es obvio que

esta tratando de esconderse de

usted. Por qué se pondría en contacto con cualquiera de nosotros desde Jadeborough si

quisiera hacerlo?

Samuel permaneció en silencio. El anillo de boda permanecía en su largo y delgado dedo

anular. Era de un estilo sencillo que fue elegido en el pasado de forma apresurada. Sin

embargo, lo apreciaba más que nada en ese momento.

-¿Por qué no hablas con el señor Morris? -sugirió Frederick levantando las cejas-. Puede

que el sepa donde esta

El señor Morris que Frederick mencionaba era Christopher. Desde que su padre había

pasado a un segundo piano, era el quien dirigia el Grupo Morris.

-No me dirá nada -respondió Samuel con frialdad-, No querrá que la encuentre.