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¿Tuvimos un hijo

Capítulo 385
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Capítulo 385

El hombre tenia que dejar sus celos de lado y darle algo de espacio y libertad. Una vez que se fue,

Anastasia regresó a la oficina de Franco y se encontró con Erica jalando la manga de su camisa; lo

estaba molestando.

– iPapá, te juro que yo tambien puedo hacer todo lo que Anastasia puede! Por favor, dejame trabajar

para ti!

– No, olvidate de eso y vete a casa.

-Estás siendo tan prejuicioso, papá. iNi siquiera me quieres! Solo te preocupas por Anastasia! –

exclamo Erica mientras se daba la vuelta, solo para encontrarse con su hermana mayor acercándose;

en ese momento, el resentimiento brilló en sus ojos.

Mientras tanto, cuando Franco miró a Anastasia, trato de suavizar un poco las cosas.

-Está bien, está bien, lo hablaremos después. Anastasia, ya se fue el joven Palomares? Más tarde

vendran algunos clientes, deberias conocerlos.

Con mayor razón, Erica se enojo, porque se dio cuenta de que su padre solo veía a Anastasia como la

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futura heredera.

– Papa, tambien presentame esas personas.

-¿Por qué no le pides a Mario que te muestre las instalaciones? – El hombre queria deshacerse de su

hija menor.

La realidad es que Franco sabia que la chica no tenía nada que ver con su compañía, hace mucho

tiempo no quería tener nada que ver con ella, de hecho, mostraba cero interés en las cosas que

pudieran ser un reto para su vida.

– En ese caso iré a buscar al señor Salcido! -Su objetivo había cambiado: ahora quería seducir a ese

hombre.

Tan pronto como Erica se fue, Franco le dijo a Anastasia:

-¿Ya arreglaste las cosas con el joven Palomares? – La mujer se sonrojo de inmediato; a su padre no

se le escapaba nada-. De hecho, creo que no podemos culpar a esa familia por lo que pasó, las

acciones de tu padre fueron por instinto y no tiene nada que ver con nadie. Estoy seguro de que, si

ella nos está viendo desde arriba, querría que te reconciliaras con él.

-¿Por qué lo crees?-preguntó Anastasia confundida.

-Eso es porque la familia Palomares siempre estará en deuda con nosotros, por lo que el joven Elías

los tratará a Alejandro y a ti con mucho amor durante el resto de sus vidas. O al menos, estoy seguro

de que jamás te decepcionará o tendrá problemas con mi nieto.

Gracias a las palabras de su padre, Anastasia dejó de dudar y su tristeza desapareció; Raúl solo

dijo todas esas palabras porque queria separarlos, incluso sintió que estaba siendo una tonta por creer

en un asesino.

-Lo entiendo, padre -asintió.

-Eso es bueno -respondió su padre. Justamente en ese momento, su teléfono sono y tomó la llamada-,

está bien, estaremos ahi dentro de cinco minutos. Anastasia, ven, vamos a almorzar juntos.

Con eso, Anastasia se fue a comer junto a su padre y ahí mismo conoció a otros clientes, mientras

que Erica pasó el rato con Mario, sin tener intenciones de irse.

-Señor Salcido, ¿podría enseñarme sobre contabilidad?

-Erica, no puedes tocar esos papeles. -La manera en la que Mario le llamaba era diferente.

Entonces, la mujer obedeció y se sentó a su lado, luego descansó su mano sobre la pierna del

hombre.

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-¿Está disponible esta noche? ¿Deberíamos cenar juntos? -preguntó la mujer.

-Cuida lo que haces, estamos en la oficina. -A pesar de haber dicho eso, el hombre tampoco fue

incapaz de apartar su pierna.

Erica se habia olvidado de lo que era estar cerca de un hombre, por eso, poco a poco comenzó a ver a

Mario como un ser atractivo.

-¿No le da miedo estar solo, señor Salcido? ¿No quiere que le haga compañía durante las noches? –

Dicho esto, se acercó a su rostro y susurró a su oído, podemos hacer lo que usted quiera.

De inmediato, el hombre se puso rigido y miró en dirección a Érica, a pesar de que la mujer no era tan

hermosa como Anastasia, no era fea, así que, ¿cómo podría resistirse a una oferta como esa?

Después de todo, no era tan caballeroso. Para él, Anastasia no era más que una flor a la orilla de un

acantilado, demasiado dificil de alcanzar, además de que, con Elias a su lado, era más que imposible

acercarse a ella, por eso, decidió que lo mejor sería conformarse con su segunda opción. Al final,

casarse con Erica era casi lo mismo que quedarse con la Constructora Torres.

– Érica, cen serio te gusto? -preguntó Mario con ojos brillantes, mientras sostenía las manos de la

mujer.

De inmediato, ella se derritió entre sus brazos y respondió:

-¡Claro que sí! Sé que eres un hombre bastante capaz, además, mi padre piensa que eres una buena

persona y hasta le agradas a mi madre.