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Capítulo 310
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Capitulo 310

Amelia se sentia aún más incómoda y aunque Serena no entendo de qué hablaba

delante de ella

Marta por su parte, tampoco habia entendido nada de la conversación y muebecuese babe

Dalia, acostumbrada a ser franca y directa, no era de las que se detenton en los stelles, ple incomodidad de Amelia y no pada evitar mirar a Serena con envidia, diciendo que suerte

tan bonita y tan encantadora, parena que Tiene todo ja mejor oncondencia. Vo tandyk руку и упива, ми imaginas con una criatura igual de adorable?encantaria tener una hijila

Luego, se acercó a Amelia y pregunto: “Jeta, se puede elegir el cex del hehe, vendar

“Mejor no hablemos de eso ahora.”

Amelia respondió con apuro, intentando cambiar de tema, puescrappy

H

Dalia, pensando que Amelia estaba prencupada por la pequeña, junto las mange en whale de perdoneme, es queemociono y seva la boca”

p

“No te preocupes, vamos a comer”

Amelia dijo con una sonrisa, desviando la conversación

Serena, que habia estada observando la charla con atención, aprowcho la oportunded pure pregano hay, “Mama, ¿qué es un banco de esperma?”

Ella casi se atraganta con la sopa que estaba tomando

muna

Dalia también se sorprendió al escuchar a Serena, impresionada por la habilidad de la un are carréguage th Eso reafirmo su decisión de buscar un banco de esperma para tener un hys

Amelia tragó con dificultad el sonho de sopa que le habla quedado atacado con la ganguntu

“Es una manera cientifica, Amelia respondió vagamente.

Serena asintió como si entendiera pero sabia que su mamá no habla terminad, de expleut, as the d preguntando con sus grandes ojos llenos de confusión y luego quer

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Que tal site lo explica cuando seas más grande?”

Por primera vez en su vida, Amelia recurrió a la frase comodin de te lo diré cuando ceas más good

Aunque la pequeña no comprendia, asintió obedientemente y no insistió más en el terrie

Después de comer, como aún tenían algo de tiempo, Amelia decidió llevar a Serena y Marta a case.

Durante el camino de regreso, la niña finalmente a solas con Amelia, se acurrucó en su regain diy cAKİKA “Mama, ese señor, siempre es muy brusco, será que no le gusto?”

Amelia se sorprendió de que Serena preguntara si no le gustaba a Eduardo, algo que hably intentats enteri

costa

No queria que Serena fuera tan sensible a las emociones del mundo adulto y se sintiera triste prath

Pero era cierto que Eduardo era severa con Serena y no ocultaba su disgusto, Amelia no esperaba que su hija, ser de tan pequeña, captara esos matices emocionales. Eso la hizo sentir un dolor repenting date.

Abrazo a su hija más fuerte y le susurró al oído para consolarla. “No es eso, mi amor El setor solo tere problemas está triste, por eso no puede controlar bien sus emociones, no es algo personal contrati Es como cuando noves te sientes triste y ni siquiera quieres hablar cuando la tía juega contigo, pero eso no significa que no qualia, ¿verdad?”

Serena lo penso seriamente y luego asintió: “Si, yo quiero mucho

Amelia continuo: “Asi que tampoco le disgustas al señor, solo está pasando por un mal momento

Serena reflexiond-“Entonces, la próxima vez, trataré de hacer que el señor se sienta mejor

Capitulo 310

Amelia solo sonrió, sin alentarla demasiado, pero aun así no pudo evitar darle un consejo:

“Está bien que quieras hacer feliz al señor, eso muestra que eres muy bondadosa. Pero no pasa nada si no logras alegrarlo y no debes sentirte mal por ello. Mientras no hayamos hecho nada malo, no tenemos que preocuparnos si a los demás les caemos bien o no, ¿entiendes?”

Serena asintió con la cabeza, todavia sin comprender del todo: “SI”

Amelia le acarició la cabeza con temura para consolarla.

La llevó directamente a casa y luego se despidió: “Tengo que ir a trabajar, pero volveré en la noche para estar contigo. ¿Serás buena y te quedarás con la tía en casa, está bien?”

Serena asintió seriamente: “Está bien, Mamita, adiós.”

Amelia la abrazó y le un beso antes de soltarla y salir por la puerta para ir a trabajar.

Serena miró la puerta cerrarse con un poco de tristeza en su mirada.

Marta se acercó y la abrazó: “Vamos, primero vamos a lavarnos las manos.”

Dejó la bolsa del biberón de Serena en la entrada.

De repente, Serena recordó el dibujo de su mamá y que la linda señorita lo había sacado, con ansiedad comenzó a tratar de alcanzar la bolsa de tela, diciendo apresuradamente: “El dibujo, el dibujo de mi mamá.”

Al ver su urgencia, Marta rápidamente bajó la bolsa para ella: “¿Qué buscas? Aqui está tu biberón,”

Pero Serena solo estaba revolviendo la bolsa, buscando desesperadamente, casi metiendo la cabeza dentro, repitiendo ansiosamente: “¿Dónde está el dibujo? Mi dibujo, ha desaparecido”

¿Qué dibu

Marta la tan angustiada que estaba a punto de llorar y se apresuró a ayudarla a buscar: “¿Qué dibujo buscas, Serena?

“El dibujo de mamá.”

La pequeña no podia explicarse bien y solo repetia con urgencia, revolviendo todo el contenido de la bolsa sin encontrar nada, se puso de pie y estaba a punto de correr hacia afuera cuando Marta la detuvo y la levantó, intentando calmarla: “No pasa nada si se perdió el dibujo, mamá tiene muchos más.”

Pero Serena seguia infeliz, luchando por bajar y salir a buscar, hasta que Marta la llevó de vuelta a casa.

Fabiana se apresuró a llegar al trabajo después de almorzar con una amiga,

Al llegar al vestibulo de la empresa, instintivamente miró hacia el lugar donde habia estado Serena, no a nadie, pero notó una hoja de papel con las esquinas dobladas por el viento en el asiento.

Se detuvo un momento: “¿Eh? ¿La niña se fue? ¿Por qué no se llevó sus cosas?”

Mientras hablaba, se acercó al asiento y tomó la hoja de papel por curiosidad, la abrió y luego se detuvo, cautivada por la belleza del dibujo.

“Raro, ¿cómo puede tener esto una niña tan pequeña? ¿Lo habrá encontrado por ahí?”

Fabiana murmuro para si misma, hojeando el papel en sus manos, luego miró a su alrededor pero no a Serena, “¿Si lo dejó aquí es porque no lo quiere?”

Ella cerró el diseño, pensando en tirarlo, pero no pudo resistirse a abrirlo de nuevo, cuanto más lo miraba, más le gustaba y finalmente decidió guardarlo.

Amelia también llego a la empresa y al entrar a Fabiana con un papel en la mano, pero no le prestó mucha atención y la saludó cortésmente: “¿Acabas de regresar de comer?”

“Si.” Fabiana respondió con una sonrisa, guardando el papel y mirando a Amelia, “También bajaste a comer?”

Ella asintió: “SI.”

Sacó su tarjeta de empleada, la pasó por el torniquete y la puerta se abrió, entró y Fabiana la siguió

Ambas subieron al ascensor juntas.

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Amelia notó que Fabiana sostenia el papel doblado con cuidado, presionándolo en los bordes con sus dedos, su expresión mostraba conflicto y curiosidad, no pudo evitar preguntarle: “¿Qué pasa?”

La chica sonrió: “Nada.”

Después de hablar, que las puertas del ascensor se abrían y salió primero.

Amelia la siguió.

En casa de Amelia, Serena seguia desanimada por el dibujo perdido.

Marta la ayudó a lavarse las manos, le cambió de ropa y la llevó a la cama para que tomara la siesta.

Serena intentó explicarle a Marta: “El dibujo de mamá, queria dárselo al señor bonito, pero se perdió. Se perdió.” Pero su urgencia no logró que Marta la entendiera.

Marta no había visto ninguna pintura de importancia y los montones de papeles que Amelia tenía en su escritono eran más que bocetos preliminares, nada final ni confidencial,

Amelia era más cuidadosa que ella, si algo era importante, sin duda lo guardaria en un lugar seguro

Asi que Marta asumió que era solo una pequeña obsesión de niña y la consolo diciendo: “No pasa nada si se perdió, mami no te va a regañar, Anda, vamos a tomar la siesta.”

Diciendo eso, tiró de la manta, casi forzando a la niña a acurrucarse en sus brazos y dormir..

Serena intentaba resistirse y levantarse: “Pero yo quiero dárselo al señor bonito.”

“No te preocupes, la próxima vez le haces otro dibujo al señor bonito y ya está.”

Marta la volvió a acostar con firmeza.

Era costumbre que Marta acompañara a Serena en la siesta, a esa hora, ya no podia mantener los ojos abiertos y Serena, por lo general, se dormia en cuanto tocaba la cama. Marta pensó que la niña se habia quedado dormida como de costumbre y sin darle más vueltas, se quedó dormida mientras la arrullaba.

Pero Serena seguia con los ojos bien abiertos, sin rastro de sueño.

“Es que ese dibujo era el más bonito.”

No pudo evitar girarse hacia Marta para explicarte. En su mente, ese dibujo era tan hermoso como el que había visto en la oficina del señor bonito la vez anterior, estaba segura de que al señor bonito también le encantaria,

Sin embargo, la única respuesta de Marta fue un suave ronquido.

Al ver que Marta ya dormia, Serena no intentó despertarla. En cambio, se levantó por su cuenta y rodó fuera de la cama con un movimiento ágil.

“Voy a recogerlo y se lo llevo al señor bonito.”

Murmurando para sí misma, se dirigió a la puerta con pasos ligeros, sin olvidar llevar consigo su bolsa con el biberón.

Había visto muchas veces a su mama, a su madrina y a Marta abrir la puerta; sabla cómo hacerlo, simplemente no era lo suficientemente alta.

Pero eso no era un problema para ella,

Justo al lado de la puerta había un banquito para cambiar los zapatos.

Con esfuerzo, Serena arrastró el banquito hasta el lado de la puerta, se subió a él, se puso de puntillas, giró la manija y abrió la puerta; luego bajó del banquito y salió corriendo, asegurándose de cerrar la puerta detrás de ella.